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Aprender de la pandemia de noticias falsas de El Salvador

Publicado el 29-06-2020
Tiempo de lectura 4 minutos
  • El Salvador
  • Noticias

El brote internacional de coronavirus tiene graves consecuencias para la democracia en todo el mundo. En el #NeverLockdownDemocracy serie de blogs, la red NIMD adopta una visión global de cómo podemos responder a la pandemia mientras proseguimos nuestra labor de protección de la democracia. Siga @SomosNIMD en Twitter y el hashtag #NuncaCierresLaDemocracia para no perderte ni un post.


Por Juan Meléndez, Director Ejecutivo NIMD El Salvador

El 14 de marzo, el Presidente de la República de El Salvador, Nayib Bukele, envió un tuit:

Traducido al inglés, dice: "Italia "dejará morir a los mayores de 80 años" porque su sistema sanitario está colapsado y necesitan hacer sitio a los que tienen más posibilidades de vivir. Realmente no sé qué esperar del Congreso. Necesitamos un estado de emergencia ya".

Estaba preparando el terreno para restringir los derechos constitucionales bajo un estado de excepción. Sin embargo, la embajada italiana en El Salvador pronto respondió para corregir al Presidente, y señaló que esta noticia era falsa.

Dos días después, el Presidente Bukele publicó otro tuit, en el que afirmaba, "El vuelo de Avianca de México a San Salvador con salida a las 4:00 pm y llegada a nuestro país a las 6:50 pm trae 12 casos confirmados de COVID-19". En ese momento, no había casos confirmados de COVID-19 en el país, por lo que ordenó el cierre del aeropuerto internacional.

El Ministro de Asuntos Exteriores de México respondió airadamente y desmintió la información, provocando incluso un pequeño conflicto diplomático. En realidad, en ese vuelo viajaban 12 salvadoreños, todos ellos con mascarillas. La intención del Presidente era cerrar el aeropuertoy que, atemorizada, la población aceptaría esta decisión, a expensas de su libertad individual para viajar.

Funcionó. En las redes sociales, muchas personas expresaron su aprobación a la medida porque no querían el coronavirus en el país. Por tanto, el aeropuerto cerró.

¿Sucesos aislados o un nuevo enfoque de la pandemia?

En marzo de 2019, El Salvador cambió de gobierno. Nayib Bukele se convirtió en el primer presidente millennial de El Salvador, con una campaña electoral que se desarrolló principalmente en las redes sociales. La campaña se caracterizó por un flujo constante de ataques entre los candidatos y sus respectivos partidos políticos en varias plataformas de medios sociales. Sobre todo, hubo una lluvia de noticias falsas, muchas de las cuales procedían de los propios candidatos. El principal escenario del conflicto fue Facebook.

Para entender la situación, el equipo de NIMD en El Salvador siguió el comportamiento de los candidatos en las redes sociales. Buscamos verificar incógnitas como quién estaba usando más bots, y descubrimos que todos usaban seguidores falsos para pretender ser los más populares. NIMD El Salvador también comenzó a verificar la veracidad de las noticias y los reportajes con el apoyo de la revista digital FACTUM, y hicieron informes para contrarrestar algunas de las desinformaciones y desinformaciones que surgieron durante la campaña. En tercer lugar, se intentó educar a la población para que identificara los contenidos falsos mediante vídeos colgados en nuestras redes sociales, en los que se mostraban los pasos para comprobar su veracidad. Estos vídeos se elaboraron en colaboración con Facebook, utilizando los métodos de identificación de noticias falsas de Neuseum para identificar las noticias falsas y evitar difundirlas.

He aquí un ejemplo de los vídeos realizados por NIMD El Salvador (en español):

Desde que asumió el cargo, el Presidente ha seguido el ejemplo de Trump y ha hecho de Twitter su mecanismo oficial de comunicación. En cierre patronal, la gente está más activa en las redes sociales, y así debe ser; en Twitter el Presidente anuncia horarios de cierre, nuevas restricciones y nuevos casos de COVID-19. Todo el mundo lee y escribe mensajes, y mucha gente difunde información y noticias falsas.

El impacto de las redes sociales en la democracia podría ser, por tanto, tanto constructivo como deconstructivo. Nos ofrecen más información y comunicación que nunca, pero también permiten socavar la democracia a través de la desinformación e incluso la desinformación. Habiendo investigado esto de cerca desde 2018, existe el riesgo de que veamos que deconstructivo como consecuencia de la pandemia.

Una mala información significa un mal resultado para el público

Cuando se dio a conocer el primer caso de COVID-19 en Metapán, al noroeste de El Salvador, en la frontera con Guatemala, muchos dijeron que el paciente había entrado al país por un punto ciego; otros, que estaba en un centro de cuarentena; otros, que era hijo de un médico; y otros, que era hijo de un empresario. Hasta la fecha, el gobierno no ha aclarado el origen de ese primer caso. Más allá de las habladurías, es importante saber más sobre el avance del origen del paciente cero, para que el gobierno y los académicos puedan hacer proyecciones y planificar cierres basados en información sólida y fiable.

Sin embargo, han circulado vídeos, algunos compartidos por el Presidente, de enfermos en Ecuador desplomándose en el suelo y de fosas comunes para enterrar cadáveres en Brasil. Esta desinformación ha aumentado (quizá intencionadamente) el miedo en la población, ha provocado la discriminación del personal sanitario y ha animado a la gente a acaparar medicinas y alimentos. Pero, sobre todo, ha provocado que la gente se confunda y se enfrente a la enfermedad con emoción y no con conocimiento.

¿Existe una vacuna contra las noticias falsas?

En estos momentos no podemos prescindir de las redes sociales, en el caso de El Salvador, porque es una de las pocas formas que tenemos de estar más informados. Los ciudadanos necesitamos y merecemos estar informados, porque necesitamos saber cómo se comporta la enfermedad, qué tratamientos hay y qué podemos hacer para reducir la propagación con nuestras acciones individuales. Obtener esa información de forma rápida y transparente es absolutamente fundamental.

Entonces, ¿qué podemos hacer cuando las autoridades difunden noticias falsas? Afortunadamente, los medios de comunicación modernos y los derechos siempre permiten que haya otras fuentes fiables. Ese es el valor de la democracia: académicos que revelan datos reales y medios nacionales o internacionales que comprueban los hechos, lo que nos permite a los ciudadanos aclarar las cosas.

Sin esos sistemas democráticos, habrá que dejar en manos de los ciudadanos la determinación de lo que es real o falso, e incluso desmentir las fake news, aunque las publique el Presidente.