Del desplazamiento interno a la defensa de los refugiados

Este fin de semana se han celebrado elecciones parlamentarias en Ucrania. Es una votación importante, con el país aún conmocionado por la anexión rusa de Crimea, el conflicto que continúa en el este del país y la corrupción que sigue siendo un grave problema. Hay una fuerte demanda pública de reformas democráticas, y hay activistas y políticos que dan esperanzas de un futuro más democrático. En nuestra Escuela de Democracia de Lviv conocimos a Natalia Maryichuk, defensora de los derechos de los refugiados. Esta es su historia.

Natalia Maryichuk es una antigua alumna de la Escuela de la Democracia de Lviv (Ucrania), gestionada por la Centro de Europa Oriental para la Democracia Multipartidista (EECMD) con el apoyo del NIMD. Sin embargo, el camino de Natalia hasta la Escuela de la Democracia no es el de un estudiante medio. Originaria de Alchevsk, en el este de Ucrania, su vida estuvo firmemente ligada a su Donbass natal. Allí completó su educación y se labró una exitosa carrera, primero en una gran empresa de ingeniería y luego como empresaria y consultora.
El conflicto de Donbass cambió todo eso. Natalia se convirtió en desplazada interna, obligada a trasladarse, junto con su familia, a la parte occidental de Ucrania tras la anexión de Crimea en 2014 y el conflicto ruso-ucraniano. Su experiencia personal como desplazada interna y los retos a los que se enfrentó la convencieron para volcarse en el activismo cívico de base.
Ante una nueva realidad
Para Natalia, convertirse en desplazada interna significó despedirse de amigos de la familia, cerrar su próspero negocio y romper los lazos con el lugar al que había llamado hogar toda su vida.
"Cuando me instalé en Lviv en 2014, a más de 1.300 km de mi ciudad natal, tuve que empezar mi vida de nuevo. En primer lugar, tenía que buscar nuevas oportunidades, y para ello necesitaba aprender nuevas habilidades", dice Natalia. Su experiencia tras el traslado forzoso muestra cómo los grandes retos de la vida pueden traer oportunidades y logros.
Tras mudarse a Lviv, Natalia invirtió mucho tiempo y energía en su autodesarrollo para prepararse para nuevas oportunidades. Por iniciativa propia, puso en marcha un nuevo negocio familiar en el campo de la agricultura hidropónica. Sin embargo, se ha producido un cambio aún mayor en su actitud hacia la participación en la vida política.

Tomar partido por una nueva comunidad
En 2015, Natalia decidió ayudar a sus compatriotas ucranianos desplazados internos: Esto la llevó a fundar el Movimiento Cívico de Refugiados de Donbás (CMDR), una ONG que preside desde 2016.
"Los retos a los que los desplazados internos como yo nos enfrentamos en el día a día han reunido a un grupo de personas afines con una experiencia similar, que han acabado en la ciudad de Lviv y en la región en general", señala Natalia. "La idea era unir fuerzas para ayudarnos a nosotros mismos y a otros desplazados internos en cuestiones cotidianas, pero sobre todo para hacer oír nuestra voz en las comunidades locales y regionales".
Asumir esta responsabilidad resultó ser una tarea exigente, que también requería nuevos conocimientos y aptitudes específicas. Natalia admite que en aquel momento tenía muy poca experiencia en actividades cívicas y políticas. Así que empezó a buscar una oportunidad para adquirir conocimientos y herramientas que pudieran ayudarla a dirigir y desarrollar el CMDR. "Así fue como encontré la Escuela de la Democracia en Lviv en la segunda mitad de 2017. Y tuve mucha suerte de tener esta oportunidad", añade.

En la Escuela de la Democracia, Natalia siguió cursos teóricos y prácticos de política, como derechos humanos, recaudación de fondos y métodos de promoción. Natalia está convencida de que su participación en la Escuela de la Democracia de NIMD/CEEMD ha cambiado su forma de ver la política.
"La Escuela me ha abierto los ojos ante muchos problemas políticos y sus posibles soluciones, como la corrupción y la intolerancia". Subraya que, si bien los cursos y debates más teóricos han enriquecido su comprensión del funcionamiento del sistema político a distintos niveles, los cursos y formaciones más prácticos la han dotado de nuevas herramientas importantes en su trabajo como dirigente de una ONG. Las formaciones impartidas durante las clases regulares y los actos extracurriculares estaban perfectamente equipadas para satisfacer las necesidades de una activista cívica en evolución y potencial dirigente política.

Poner en práctica las lecciones
"La oportunidad de aprender sobre canales de influencia política pacífica y recaudación de fondos ha dado forma a los principios y métodos que aplicamos para dirigir nuestra organización, y ha mejorado nuestro sentido de la dirección estratégica", explica. También encontró inspiración en el curso sobre derechos humanos, tras el cual situó la protección de los derechos de los desplazados internos como un pilar clave de la organización. A través de las redes de defensa creadas en la escuela, Natalia también se unió a la Coalición del Consejo de Reformas de Lviv, una iniciativa cívica para la coordinación de las reformas democráticas en la región de Lviv.
Desde que terminó su curso en 2018, Natalia se ha mantenido cerca de la comunidad de la Escuela, y sigue participando en sus actividades. A través de ella sigue abogando por la democratización, colaborando tanto con antiguos alumnos como con alumnos actuales en sus propios proyectos.
Gracias al proyecto de la Escuela de la Democracia, Natalia dice que también ha desarrollado un profundo sentido de la conciencia cívica y la responsabilidad. Ha reforzado su compromiso de apoyar a los desplazados internos como ella y de hacer más democrática la cultura pública y política de Ucrania. Al actuar como líder del cambio en su organización y en su comunidad local, Natalia participa en la transformación democrática de Ucrania.